domingo, 21 de agosto de 2011

Super 8 (2011)

En 1979, las Fuerzas Aéreas deciden cerrar el Área 51. Todo el material almacenado se transporta hasta Ohio en un tren que sufre un accidente: un camión se salta las barreras y choca contra el tren, que descarrila y sufre una gran explosión. Pero el material almacenado oculta un secreto... Pese a tratar sobre extraterrestres, "Super 8" -producida por Spielberg- no tiene ninguna relación con el anterior proyecto de Abrams, "Cloverfield". (FILMAFFINITY)

Comienza la película y de las primeras cosas que vemos son las letras de Amblin Entertainment y a Eliott pedalenado hacia la Luna, junto a E.T. acurrucado en la cesta de la bici. Amblin es una de las productoras propiedad de Steven Spielberg que marcó a una generación que comenzaba a descubir y disfrutar el séptimo arte con El secreto de la pirámide, Regreso al Futuro, El Chip prodigioso, Los Goonies, ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, E.T., Gremlins y tantas más que podrían escribirse con letras de oro en la bíblia cinematográfica de películas comerciales de aquella época. Como anécdota decir que Amblin fue el título de un cortometraje de Spielberg que le valió un contrato profesional con tan solo 21 añicos.

La nostalgia planea por toda la cinta de Super 8, con la que J.J. Abrams ha querido homenajear de alguna manera al productor de la cinta, Steven Spielberg, director de películas con corazón en el pasado y director de películas en el presente. En realidad Super 8 es la unión de dos proyectos, por un lado la idea algo autobiográfica de J.J. Abrams de realizar una película sobre un grupo de chavales con la afición común del mundo del cortometraje y la ilusión con la que la viven, de otro lado está el hecho de que durante la década de los 70, un tren militar transportaba cargamento altamente clasificado desde la enigmática área 51 hacia distinto puntos de la geografía estadounidense. El resultado de ambas ideas es el que ya conocemos: en el verano de 1979, un grupo de jóvenes de un pequeño pueblo de Ohio son testigos de un choque de trenes catastrófico mientras rodaban una película en super 8. Cuando comienzan una serie de desapariciones irregulares y eventos inexplicables, los chicos sospechan que no fue un accidente y el jefe de policía intentará descubrir la verdad.



Super 8 es como si E.T. y Los Goonies quedaran para tomar algo y discutieran sobre que les pareció Encuentros en la tercera fase. Abrams ha querido recuperar ese cine de aventuras que gusta a los padres y gusta a los niños y que tras el visionado ambos ponen en común. Es como volver a ver alguna de las películas mencionadas arriba pero con filtro de calidad en la imagen. Todo recuerda a ellas, la forma de hablar de los niños, de los adolescentes, sus propias habitaciones repletas de comics, maquetas y demás cosas, los estampados horribles de las camisas, las bicicletas, joder las bicicletas, la era preinternerr y tantas y tantas cosas que hoy no vemos. No es que yo lo viviera, de hecho en los 80 o me entrenaba para la carrera de mi vida siendo un espermatozoide o estaba durmiendo y vomitando leche, pero todo lo que comento lo he visto en películas, ¿en las de Cantinflas?, como diría Torrente, no, en los clásicos de aventuras y ciencia-ficción setentero y ochentero, vilmente pirateadas en formato VHS y vistas tantas veces que terminaron por quemarse.

Si a mi me produce esa falsa nostalgia todas esas cosas, me imagino que a esa persona que cuando escuchó en Super 8 el temazo My Sharona de The Knack y se le pusieron los pelos como escarpias y sonrisa tonta como pensando, mis amigos y yo chapurreabamos eso, también le ocurrirá. Otra anécdota del rodaje es que el grupete protagonista no había escuchado nunca el tema mítico de The Knack, pero rodaron perfectamente la escena donde la cantan a la primera y luego se pasaron el resto del rodaje canturreándola, provocando que el resto de trabajadores se cagaran en Sharona y en su vieja más de una vez.

J.J. Abrams es uno de los alumnos aventajados de Spielberg y posible sucesor en cuanto creador de historias increíbles. Para algunos este tipo de 45 años no es más que alguien que dirigió una película más de Misión Imposible y otra de Star Trek, y con la edad que tiene no ha demostrado lo suficiente como para considerarlo sucesor de nadie, ni gurú de nada. Su trayectoria en televisión es mucho más vistosa, siendo creador de las series Felicity, Alias, Undercovers, Fringe o Lost, que está presente en Super 8 con sutiles homenajes que los más avispados habrán podido apreciar. La puerta del tren que sale despedida y se clava en la arena es marca de la casa, solo le faltaba poner Quarantine. Como ese hay más, solo hay que fijarse.



Lo que no podrán negar es que J.J. Abrams no sea un mago en la promoción, dale cualquier cosa que él te la vende. Las campañas virales de Super 8 han sido fantásticas y muy originales, algo que ya experimentamos de primera mano con Monstruoso. Además de no destripar de manera flagrante todo la peli como ocurre en la promociones actuales, de hecho el secretismo de "el bicho" se mantiene intacto hasta el visionado, incluso durante el mismo. Sin embargo el problema de causar tanta expectación, es precisamente ese, el no cumplir las expectativas.

¿Se podría decir que JJ ha reinventado la rueda?, si y no.
Por un lado está el efecto nostalgia ya explicado y que funciona de maravilla. Como ya decía tiene todo el espíritu de pandilla que tenían Los Goonies. La chavalería está compuesta por Joe (Joel Courtney), que recientemente perdió a su madre en un trágico accidente y que se encarga del maquillaje en el cortometraje, está Charles (Riley Griffiths),el gordito del grupo que además es el director y guionista, Cary (Ryan Lee), maestro de los efectos especiales básicamente a base de petardo, Preston (Zach Mills), microfonista y actor, Martin (Gabriel Basso) el primero que se asusta y vomita sobre cualquiera pero que encarna a un aguerrido investigador en el cortometraje y finalmente está a Alice (Elle Fanning), la chica guapa y fichaje de última hora que tiene enamorado al resto de la crew dentro y fuera de la pantalla.
Elle Fanning
sobresale sobre el resto de sus compañeros a pesar de ser la que me menos edad tiene, 13 años, aunque en contraposición hay que decir que es la que más experiencia tiene en el mundillo, participando en pelis como Babel, El Curioso Caso de Bejamin Button o Twixt y es que la familia Fanning lleva esto en la sangre.



Por parte de los mayores, no encontramos a grandes estrellas, en parte para no deslucir a los chavales. Ahí están Kyle Chandler, como el poli de condado que se cree Rambo y se enfrenta al ejercito él solico con la ayuda de su flequillo pelazo y Noah Emmerich como el militar malauva de boina impecable que en sus ratos libres trabaja de actor a tiempo parcial y disfruta de un par de cervezas bien frías junto a su colega Truman. También hay un cameo de Michael Giacchino, que es quien pone la BSO y la emoción a Super 8.



Los efectos digitales están muy conseguidos. El accidente ferroviario es simplemente expectacular, ya no solo las explosiones si no que desde que suena la sirena del tren en la lejanía ya te hueles que se está cociendo algo muy chungo. Es una escena muy buena. Los demás incidentes provocados por el bicho, como por ejemplo el de la gasolinera, también están fantásticamente realizados, porque te hace preguntarte qué coño pasa, dado que el alienígena no se muestra, lo que alimenta tu intriga, te aprisiona en la butaca y te hace pensar por qué diantres, creo que es la primera vez que digo esta palabra, están desapareciendo cientos de aparatos eléctricos y por qué está robando el cobre de los postes de alta tensión, ¿es obra de una banda de rumanos, en su defecto, albano-kosovares?, no, es el bicho, y sus razones tiene.

El rodaje del corto de los chavales se va intercalando con el rollo alienígena, entremezclado con la historia de un padre que no estubo con su hijo cuando él más lo necesitaba, el primer sentimiento de esa chica que te gusta o te hace sentir bien, como fantásticamente expresa Joel Courtney refiriéndose a Elle Fanning, las rencillas de un trágico pasado entre familias y todo salpimentado por un simbólico pero afectivo colgante, foto de madre difunta incluida, y con las dosis justas de humor que siempre son de agradecer. El conjunto es un auténtico dulce, envuélvamelo para regalo que me lo llevo. Sin embargo donde Spielberg conseguia el efecto sorpresa apoyado en una trama solida, Abrams naufraga en parte.

Tenemos el efecto sorpresa y ese el bicho, que finalmente se muestra tras haberse escondido durante casi toda la peli o haberse mostrado en parte, pero la trama se acelera y da soluciones bastante rápidas para explicar el por qué del asunto y las motivaciones de todo lo que está ocurriendo. Abrams no consigue algo sólido a la hora de hilar todo los expuesto en el planteamineto de la película y lo solventa con una serie de explosiones, que sí, molan, pero que no aportan nada argumentalmente. Este es el principal problema, el atar cabos demasiado cortos y demasiado rápido. Soluciona problemas familiares con un par de palabras, justifica orígenes y motivaciones alinígenas de una manera simple pero resolutiva e intenta crear un vinculo humano-alien en una escena que apenas dura un par de minutos, lo que no es suficiente.



¡Guau! y sin 3D. La idea de abrir el baúl de los recuerdos y hacer una película con el alma de antaño es una magnífica idea, pero Abrams no ha sabido redondear la bobina de super 8 como es debido. Sin embargo es una película muy potable que se merece un buen notable, un siete alto o un Super 7. Imprescindible quedarse durante los créditos para poder ver The Case, una auténtica delicia.

7 estrellas

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